Con el mes de Agosto acaban las vacaciones para un buen número de personas, y eso no siempre se lleva de una manera positiva, Tanto es así que se ha llegado a plantear como una “incapacidad” temporal que sufren algunas personas y que tiene por nombre Síndrome Postvacacional.
Los síntomas que caracterizan a dicho Síndrome son los síntomas propios de la ansiedad: palpitaciones, sudoración, angustia, cambios de humor, apatía, irritabilidad, dificultad para concentrarse,…y se deben a la readaptación a la vida laboral con los cambios de horarios y obligaciones que este hecho lleva aparejado.
En realidad estaríamos ante un proceso normal de adaptación a una nueva situación que, en la mayoría de los caso, no tiene mayor transcendencia más allá de algunas pequeñas molestias físicas y que se puede prevenir tratando de hacer una incorporación gradual a las actividades cotidianas.
Es más, la vuelta a la normalidad no traerá ninguna consecuencia negativa si nuestro trabajo se compone de actividades gratas y placenteras y de relaciones sociales satisfactorias.
En realidad el síndrome postvacacional aparece porque el trabajo se tiene por una actividad negativa y obligada que nos impide hacer lo que realmente nos gustaría pero que no tenemos más remedio que realizar para cubrir nuestros gastos. Y bajo esa perspectiva, son demasiadas las personas que pasan el año a disgusto, esperando que vengan las vacaciones para hacer lo que realmente les llena.
En SEREM ayudamos a las personas a que tomen conciencia de cómo les está afectando el trabajo que realizan, porque si consideramos a este trabajo como algo creativo, algo que nos hace crecer como personas, algo digno para el ser humano, evidentemente no existirá el Síndrome Postvacacional o quedará reducido a su mínima expresión.
Recuerda, la primera sesión informativa es gratuita.