«Cuando pasa algo bueno, ya no me digo «a ver qué dura»»
Imaginaros cómo era el lenguaje interior de esta persona. Cuando tenía algún percance en el día a día, sus mensajes internos eran: nunca lo conseguiré…siempre me pasa lo mismo… no adelanto…
Cuando salían las cosas según lo previsto, en vez de alegrarse por ello, el mensaje era: si pero ya veremos cuánto dura…
Preocuparse por una cosa y por la contraria es una locura, porque ¿qué es lo que ha de pasar para que esa persona sea feliz?