“Soy más valiente de lo que creo y tengo un potencial que ni yo misma conozco”.
Esa frase deslumbra, deja sin habla a quien la escucha, despierta admiración. Y es que no se oye con mucha frecuencia.
Nos enseñan desde niños a no hablar bien de nosotros mismos porque suena a presunción o prepotencia. Sin embargo, sí que está bien visto que hablemos de nuestros defectos, por lo que es habitual oír frases del tipo: tengo miedo, no me atrevo, no seré capaz, los demás son más hábiles que yo.
Iniciemos el proceso de autoconocimiento necesario para ser conscientes tanto de nuestras limitaciones como de nuestras fortalezas. Y no tengamos miedo de reconocerlo ni a nivel individual ni a nivel público.
Bravoooo.