En estos días de confinamiento forzoso, el tema de conversación dominante gira alrededor del coronavirus y las consecuencias que está trayendo a nuestra sociedad y a nuestras vidas. En efecto cuando recibimos una llamada de algún familiar o amigo, tras asegurarnos primero de que su estado de salud es bueno, empezamos a comentar con ellos todo lo que va mal: la cantidad de contagios y fallecimientos diarios, la situación tan penosa de nuestros sanitarios, los planes de ocio y de trabajo que hemos tenido que aplazar o anular,… ,.
Y aunque es bastante normal que lo hagamos así, también es cierto que estamos centrando la atención sobre lo negativo, sobre lo que hemos perdido. Y por ese camino nos vamos a derrumbar a nivel psicológico.
Yo hoy os quiero proponer el ejercicio contrario, que nos fijemos en lo positivo que nos está trayendo la nueva situación: a lo mejor tenemos más tiempo para descansar, o podemos leer esos libros que había pendientes, o podemos comer mejor puesto que dedicamos más tiempo a la cocina, o podemos dialogar más con la familia, o disfrutar por fin de los rincones de nuestra casa.
Incluso podemos ir más allá. Visto lo que teníamos antes de la crisis y visto lo que tenemos en plena crisis, ¿cómo me gustaría que fuera mi vida al salir de aquí?. Mi propuesta es que pongáis por escrito la respuesta a esa pregunta y la leáis a diario. Si cuando todo esto acabe hemos conseguido que nuestra vida sea un poco mejor, habrá merecido la pena el malestar temporal porque habremos aprendido de nuestros errores y habremos evolucionado como personas.
Ánimo y a seguir.