«-¿En qué te gustaría matricularte? ¿Qué es lo que más te gusta?
-A mí no me gusta nada»
¡Cuántas veces he de oír esa respuesta en boca de un joven! No me gusta nada. Y nada más lejos de la realidad. El planteamiento de esa frase es incorrecto por dos razones. En primer lugar, no es buena idea usar términos absolutos del tipo todo, nada, siempre o nunca, porque normalmente no se sostienen. Es más correcto usar términos del tipo es posible, depende o la mayoría de las veces.
En segundo lugar a toda persona le gusta algo, toda persona se siente más cómoda realizando un tipo de actividad que otro. Las hay que se sienten realizadas haciendo algo manual y otras más intelectual; algunas prefieren relacionarse y otras están mejor solas, unos trabajan mejor improvisando y otros prefieren tenerlo todo controlado. Y eso es una realidad. Pero también lo es el hecho de que son muy pocos los que reflexionan al respecto. Y especialmente los jóvenes, piensan que lo único que hay para elegir son las opciones que ofrece el sistema educativo convencional y eso no es cierto.
Sólo haciendo las preguntas correctas, encontraremos las respuestas adecuadas.