«No siento miedo y no me cuento excusas«
Sencillamente espectacular el cambio que ha experimentado el lenguaje interior de esta persona. Se sentía insegura a la hora de tomar decisiones y gestionar su vida y enmascaraba esa inseguridad poniéndose excusas tanto para los demás como para ella misma.
Frases interiores como «está demasiado lejos», «es una prepotente», «realmente no estoy tan mal», escondían hechos como el miedo a fracasar en los estudios, miedo a conocer a una chica realmente interesante o a independizarse de sus padres.
Y es que no debemos olvidar que el lenguaje interior es el responsable de las emociones que experimentamos, con lo que esa persona ha pasado de sentir miedo, frustración y ansiedad, a sentir sorpresa, emoción y ganas de retos. Y todo ello sin que haya ocurrido nada más (ni nada menos), que un cambio de actitud.
Nos viene a la mente la famosa frase:
Nada ha cambiado, yo he cambiado, todo ha cambiado