«Vivo más hacia dentro que hacia afuera»
Esto lo dice una persona que se pasa la vida dándole vueltas a todo lo que le pasa. Pensando y pensando. Pero no con ese tipo de pensamiento “bueno” que nos lleva a estudiar las situaciones, a calibrar pros y contras y luego a elegir la mejor opción.
Sino con el pensamiento “malo” que convierte cualquier circunstancia trivial en una obsesión a la que se le da vueltas como si se tratara de un tiovivo sin llegar nunca a ponerse en marcha para cambiarla.
Ese es el caldo de cultivo idóneo para desarrollar trastornos de ansiedad.
Recordemos que en toda circunstancia siempre hay un momento para pensar y otro para actuar. No nos quedemos anclados en el primero.