“Tengo que cambiar de ilusión”.
Esta frase la pronuncia una persona que acaba de romper su relación sentimental. Y me sorprende gratamente. Tras romper una relación de pareja, la emoción que suele predominar es la de tristeza o enfado.
Sin embargo esta persona tomó conciencia de que había perdido una relación que le había aportado muchas cosas positivas, pero que ya no estaba ahí, había terminado. Y era momento de lanzarse a buscar otras experiencias que también le aportaran cosas positivas.
Y es que los golpes de la vida pueden darnos, en un primer momento, sensación de fracaso. Superada esa primera impresión y si se enfoca adecuadamente, la persona saldrá reforzada, habiendo aprendido una serie de lecciones que le servirán para no volver a tropezar en la misma piedra en el futuro.
Por tanto el objetivo no debería ser tanto el no tener tropiezos, como el salir lo antes posible de ellos.